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Hoy
la Iglesia celebra la Epifanía para recordar la Manifestación del Señor a todos
los hombres con el relato de los Magos de Oriente que nos narra el Evangelio. Aquellos hombres que buscaban ansiosamente simbolizan
la sed que tienen los pueblos que todavía no conocen a Jesús.
La
Epifanía, en este sentido, además de ser un recuerdo, es sobre todo un misterio
actual, que viene a sacudir la conciencia de los cristianos dormidos.
Para
la Iglesia la Epifanía constituye un reto misional: o trabaja generosa e
inteligentemente para manifestar a Cristo al mundo, o traiciona su misión. La
tarea esencial e ineludible de la Iglesia es trabajar para llevar a Cristo a
todos aquellos que no lo conocen.
La
llegada de los magos, que no pertenecen al pueblo elegido, nos revela la
vocación universal de la fe. Todos los pueblos son llamados a reconocer al
Señor para vivir conforme a su mensaje y alcanzar la salvación.
La
descripción que hace el Evangelio de la llegada de los magos a Jerusalén y
luego a Belén, la reacción de Herodes y la actuación de los doctores de la ley,
encierra una carga impresionante de enseñanza
.