03 febrero 2012

UN SALUDO FRATERNO

Queridos catequistas, son un tesoro precioso de la comunidad cristiana: gracias. Gracias, catequista, por estar ahí, en la brecha, todas las semanas… por dedicar tu tiempo y tu persona a otros, por “tomar parte en los duros trabajos del Evangelio” (2 Tim 1,6-8). Sé que no corren tiempos fáciles para la evangelización y la catequesis; quizá nunca lo fueron. Sé que te puede asaltar la pregunta: ¿Y total para qué? Un lamento y una
queja que no son superficiales. No te falta razón en parte, porque al final hay pocos frutos, o no se ven, y esto desanima. Tienes madera de héroe por no dejarte vencer por el desánimo y o la tentación de abandonar y dimitir.
Y, sin embargo, hoy te entregamos  estas palabras para agradecer a Dios el don de tu vocación y elección, porque sí, fue Él quien te llamó y te eligió..... y tu respondiste sí. GRACIAS.



                                    (CATEQUÉTICA, revista del Secretariado Nacional de Catequesis de España (Nº 186, abril-junio 2000, pp.261-278).