17 enero 2012

EVANGELIO DEL DÍA

Comentario: Lectura San Marcos  2,23-28

La religión nos puede liberar o bien paralizar. Y, al igual que la religión, cualquier otra dimensión fundamental humana puede liberarnos o someternos.

Aquí tenemos un ejemplo concreto de cómo la novedad de Jesús rompía los viejos esquemas. El mandamiento de no trabajar el sábado -con todo el sentido positivo que tiene, haciendo lugar al necesario descanso- en la anquilosada interpretación de algunos fariseos, se había vuelto una carga pesada, que aplastaba al hombre y le restaba vida y libertad. Jesús, como David, es capaz de hacer algo nuevo, inédito, y no por mero afán transgresor, sino para devolverle a la Ley de Dios su auténtico sentido.