Estamos viviendo el tiempo más hermoso de nuestra Iglesia,
“La Pascua”. Hermosa porque el Jesús del Amor y de la Misericordia entregó su vida por nosotros, pero no se quedó ahí, porque el Dios Padre y la fuerza del Espíritu Santo lo sacó de la tierra de los muertos.
Como cristianos no nos podemos quedar en el Viernes Santo, sino resurgir de las tinieblas y salir a la Luz
de Cristo resucitado.
“Vino la gloria del Padre y amaneció el primer día. Envuelto en la blanca túnica de su propia luz divina, la
sabana de la muerte dejada en tumba vacía, Jesús, alzado, reinaba; pero ella no lo veía”.
La Pascua de Resurrección, nos lleva siempre a reconocer el señorío de Jesús, vivo y resucitado en medio de la Iglesia, su pueblo santo.
Que el espíritu de Cristo resucitado nos ilumine a todos con la claridad de su rostro.
“Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. ¡Aleluya!”